Nutrición: Ciencia Vs Creencias.

         "Una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida", dice una famosa canción de un cantante cuyo nombre ya seguramente sabrán muchas chicas que están leyendo esto (Ricardo Arjona).

Quiero que el otro cambie:

      Un orador se dirigió a un grupo de alcohólicos decidido a demostrarles, de una vez por todas, que el alcohol era el peor de los males. Sobre su mesa en el estrado tenía lo que a simple vista parecían ser dos vasos llenos de un líquido transparente. Explicó que uno estaba lleno de agua pura y que el otro estaba lleno de alcohol sin diluir, también puro. Colocó un pequeño gusano en uno de los vasos y los presentes pudieron observar cómo éste nadaba por la superficie dirigiéndose hacia el borde del vaso, entonces se deslizó tranquilamente hasta llegar arriba. Luego el orador tomó el mismo gusano y lo colocó en el vaso lleno de alcohol. El gusano se desintegró a la vista de todos. "Ahí tienen -dijo el orador -. ¿Qué les parece? ¿A qué conclusiones llegan?" Una voz, proveniente del fondo de la habitación dijo claramente: "A mí lo que me parece es que si uno bebe alcohol no tendrá muchos gusanos".

¿Por qué no cambiamos?

      El párrafo anterior lo extraje de un libro llamado "Tus Zonas Erróneas" de Wayne Dyer. Considero que es uno de los libros que hay que leer antes de morir. Aunque quizá pueda haberte dado risa el ejemplo del gusano, lo curioso es que así somos los humanos. Percibimos exactamente lo que queremos oír basándonos en muchos de nuestros valores, creencias, prejuicios e historias personales. Y la alimentación es una de sus víctimas.

Mi tocayo:

      Te tengo otro ejemplo: Franklin, para no colocar otro nombre, está a punto de terminar el doctorado de Nutrición Humana en la más prestigiosa universidad del mundo, y no puede esperar a poner en práctica todo lo que aprendió durante todo ese tiempo. Llega a su país natal y decide irse a una civilización de indígenas porque, según él, allá se alimentan muy mal y será él mismo quien mejore los hábitos de alimentación de esa población. No duró mucho tiempo cuando literalmente "lo echaron" de allá por querer cambiar sus tradiciones culinarias y gastronómicas. Con su ego un poco herido pero pensando que la culpa era de ellos, no de él, decide visitar a otra población de los andes porque él dice que hay una deficiencia de hierro, y por ende eliminará todo aquello que sea café y té, ya que ambas infusiones impiden la absorción de este mineral. Para su sorpresa, dicha población andina lo "echa" de allá en menos tiempo de lo que duró con los indígenas. Pero ¿por qué? -se pregunta Franklin- ¿Cómo es eso posible si él sabe mucho?. ¿Cómo puede ser si él es un reconocido "doctor" en nutrición con estudios de calorimetría directa e indirecta, nutrigenética y nutrigenómica, y a su vez colaboró para el diseño de las comidas de los astronautas? ¿Cómo es posible si él ha sido autor de innumerables investigaciones publicadas en revistas científicas respetadas?

El gran error de la salud hoy en día:

      El mayor error que comete mi tocayo es pensar que los humanos son robots que pueden programarse oprimiendo un botón, o que los hábitos o creencias arraigados se erradican de la noche a la mañana solo con decirles los avances de la ciencia a las personas. Sería algo así como grabarle los programas nuevos al cerebro como la película "Matrix". A mi tocayo le enseñaron mucho pero jamás le dijeron que los humanos no somos criaturas lógicas sino criaturas emotivas, erizadas de prejuicios e impulsadas por el orgullo y la vanidad. No le enseñaron que sólo el 15% del éxito se debe a sus habilidades técnicas y que el 85% se debía a su capacidad de relacionarse con los demás. Es por esta misma razón que por más estudios negativos exista acerca del café, no será suficiente para que elimines tu cafecito matutino al que estás acostumbrado(a) porque te recuerda a tu mamá o algo en especial. Por esta razón preferirás una mentira que te haga feliz (todo a favor del café) a una verdad que te amargue la vida (estudios en contra del café). La mente humana siempre "racionalizará" porque cambiar es duro para ella: salirse de lo cotidiano le exige al cerebro consumir más energía de lo que ya está acostumbrado. Por esto es que nadie cambiará a menos que realmente quiera hacerlo. Como verás, la ciencia o "teorías" que pueda decirte dejan de tener un impacto significativo. Dirás ¡waooo! pero seguirás haciendo lo mismo. 

    ¿Sabes cuánto tiempo hubo que esperar para que por fin se aceptara que la tierra no era el centro del universo? ¿Se tenían pruebas científicas? Por supuesto. ¿Entonces?

En conclusión...

      La nutrición va mucho más allá de calcularle calorías a la gente y decirle qué comer para llegar a un determinado peso. Se trata de saber el por qué te alimentas como te alimentas, si el alimento lo usas como un refugio donde se esconde una emoción determinada y sobretodo nutrir tu mente para que tengas el coraje de cambiar los hábitos que tú mismo sabes que no te ayudan a llegar donde quieres. El verdadero nutricionista no regaña ni critica al paciente porque comprende que se trata de cambiar hábitos que llevan tiempo. El buen profesional de la salud comprende que si todo se arreglara con conocimiento científico ningún médico fumara ni tomara licor, o que ningún nutricionista fuera gordo o esquelético. ¿Pero la ciencia es importante? No lo dudes. La ciencia por supuesto que es importante y ayuda muchísimo, pero no se puede pretender cambiar creencias arraigadas durante mucho tiempo a base de láminas o diapositivas solamente. La petición amable y dulce de una hija a su padre para que deje de fumar es más potente que ciento cincuenta diapositivas acerca del efecto del cigarrillo en los pulmones. Cuando por fin acepte que los humanos somos emocionales y no lógicos, quizá pueda ahorrarme mucha de esa energía que gasto para hacer que el otro piense como yo. Quizá el ego se controle mejor. Quizá la tolerancia mejore en el mundo. 






      ¡No es lo que se dice sino cómo se dice!

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