Permíteme contarte una historia... espero que tengas tiempo


Su nombre es Juan, tiene 35 años de edad y está comenzando a aburrirse de la rutina diaria. Se levanta todos los días a un cuarto para las seis y mientras se está realizando el aseo personal va pensando que tiene que pagar la cuota de la hipoteca, del carro y el colegio de sus dos hijos. A pesar de que su esposa trabaja también, ambos tienen patrimonio negativo; es decir, tienen más obligaciones por pagar que  bienes y dinero ahorrado. En fin, se toma su taza de café apurado y sale corriendo a su jornada laboral sin siquiera despedirse de su señora e hijos. Se le olvidó el celular. Se le olvidó desayunar. Se le olvidó que su familia iba con él como todos los días.

Cuando llega a su trabajo siente que olvidó algo pero no sabe qué es. Pasa directo sin dar los buenos días a su secretaria. Cuando todo está listo marca el comunicador y dice “que pase el primero”. Al abrirse la puerta entra un hombre como de unos 45 años cuyo semblante a simple vista expresa que algo le ocurre. Buenos días Doctor, dice el hombre. Siéntese por favor, dice Juan.

A medida que comienza el paciente a hablar, el Dr. Juan se percata que la fecha límite de pago de una de sus tarjetas de crédito fue el día de ayer. El paciente sigue hablando. Pasados unos cinco minutos aproximadamente los pensamientos de Juan son interrumpidos por una pregunta del señor. El paciente le preguntó “¿qué puedo hacer?”. Ante esa situación el Doctor Juan con tono culpable por haberse ido por un momento le respondió con la típica pregunta: ¿hacer sobre qué? Sobre el dinero que no me alcanza y hace que me deprima más y más, incluso mi matrimonio está en crisis por dicha situación y hasta las consultas no podré pagarlas si sigo así, dijo su paciente en consulta de psiquiatría.

¡Señor relájese!... ¡todo saldrá bien!... ¡Dios proveerá! Vamos a aumentarle la dosis de la pastilla que está tomando. Por lo pronto hable con su esposa, tómese unas vacaciones y no se estrese. Fue lo que dijo Juan, o mejor dicho, el Dr. Juan.

Aunque te parezca inventado este relato, te cuento que es una historia real que pasa muy a menudo. Recientemente pasé por una situación similar con ciertas variantes. Yo no era el Doctor en ese momento sino el acompañante del paciente. A pesar de ser un psiquiatra el caso del ejemplo, esto puede pasar con otro médico, un nutricionista o cualquier otro profesional de la salud que aún no comprende que el tratamiento de un paciente debe ser holístico o integral. El ser humano es tan complejo que no puede tratarse solo con pastillas, suplementos o inyecciones. Muchas veces el paciente lo único que necesita es que lo escuchen. Con el día a día actual hemos llegado al punto de tener que pagar para que lo escuchen a uno. Sin embargo, también critico fuertemente que por el hecho de que alguien sea médico, nutricionista, ingeniero, abogado, ama de casa, etc., no significa que no pueda aprender algún otro tema, como sobre el dinero o cómo administrarse, por ejemplo. ¿Sabías que el 50% de los casos de divorcios en el mundo se deben a problemas de dinero? ¿Sabías que los problemas de dinero influyen directamente en el estado de ánimo de las personas y en su salud? ¿Cómo decirle a un paciente con problemas de dinero: su próxima cita es tal día si no escuchamos que está en una crisis financiera? ¿Por qué no le damos una solución que no sea tómese una pastilla o léase el libro “El Secreto” y siéntese que el dinero le llegará solo? ¿Cómo dar consejos de algo si nosotros mismos no sabemos la respuesta o no hacemos lo que predicamos?

 En vista de todo lo expuesto, deseo ser un profesional de la salud diferente. Alguien que ve a los pacientes como alguien con emociones, deseos y miedos. Creo que sabes que vivimos en una sociedad regida por las apariencias: todo el mundo aparenta ser o tener, pero nadie quiere decir cuánto gana o tiene. ¡Recuerda que las apariencias engañan! Me encantaría invitarte a un club de Facebook llamado: Club Cashflow Vargas. Aquí podremos aprender un poco más sobre el tema del dinero y estar más tranquilos, así podremos tener más tiempo con nuestro hijos sin tener que trabajar todos los días, poder ser más consecuentes con nuestras citas médicas para tener una mejor salud y por ende alcanzar una mejor calidad de vida. Recuerda que aunque nos guste el dinero o no, tenemos que usarlo todos los días y es mejor saber usarlo para que no nos domine.

 Uno de los errores que cometemos es que por el hecho de haber estudiado mucho entonces nos la sabemos todas y no permitimos que nadie nos oriente. Particularmente tuve que apartar mi ego del camino antes de comenzar a aprender sobre un tema tan polémico como lo es el dinero. ¡Sé que tú también lo harás!

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