La Salud basada en el MIEDO

     Lo que me motivó a escribir estas líneas es una profunda preocupación. A veces me gustaría poder ayudar a la gente, de verdad, de corazón, pero comprendo que no puedo ayudar a quien no desee dejarse ayudar. Me gustaría que las personas mejoraran su salud, pero para lograr esto es muy complejo. Primero la gente necesita pensar por sí misma, deshacerse de las creencias y hábitos que los aprisionan, y esto no es fácil. Y no es fácil porque no pensamos, sólo reaccionamos ante el miedo. Y como el miedo es lo que mueve al mundo (los románticos no estarán de acuerdo) es por esto que nos venden es enfermedad en lugar de salud.

    Hoy veo una publicidad por Instagram de un influencer venezolano recomendando a una corredora de seguros que ofrece pólizas de salud para venezolanos con coberturas de hasta 200 mil dólares. Me llamó la atención y decidí escribirle. Pido toda la información para asegurar a mis padres y bueno, todo bien, recibo la información solicitada por WhatsApp. En menos de una hora la chica me escribe preguntándome si había visto la información y qué prima me gustaría más pagar. 

       En esto le escribo que no he tenido oportunidad de revisar y que le escribiría inmediatamente al revisarlo. 

    A la media hora, otra vez, me envía una nota de voz prácticamente metiéndome miedo y explicándome todos los motivos por los que tenía que asegurar a mis padres. De hecho, también me llega otro mensaje de un número desconocido. Se trataba de otra chica que trabajaba con la primera y me preguntaba en una nota de voz cuál póliza iba a solicitar y recomendándome la más cara, usando igual técnicas de venta basadas en el miedo y la escasez (sólo quedan pocas).


     Pregunto: ¿qué es lo que pasa? ¿En esto nos hemos convertido? Y permíteme decirte que lamentablemente muchos caemos en esto, ya sea como clientes e incluso a veces lo hemos aplicado como vendedores.

En estos días estaba entrenando en el gimnasio del edificio donde vivo y estaba un vecino que también entrena. Un señor de unos 63 años más o menos. Conversando me dijo que fue al urólogo y éste lo mandó a operar inmediatamente porque tenía la próstata inflamada. Me dijo que el doctor ni siquiera le prescribió un anti-inflamatorio sino que lo mandó a operar en el acto y que la operación le costaba 3.000 dólares. 

¡Dios mio!, pensé yo. ¡Qué increíble esto! 

     Y no me malinterpretes con todo esto. No digo que todos los corredores de seguros y los médicos sean así y que yo sea el Cristo Resucitado. Porque incluso muchos de los que hacen esto lo hacen sin intención, de manera inconsciente, pero lo hacen. Son parte de un sistema de consumo basado en el miedo, en el que hemos caído los mismos que nos hacemos llamar "objetivos", es decir, los profesionales de la salud. Y como el miedo y la enfermedad es lo que vende, no la salud, pues he aquí lo que vemos hoy en día.

      El hecho es que muchos reaccionamos y caemos en esto. No pensamos, reaccionamos. Porque las emociones casi siempre le ganan a la lógica. No leemos un libro que nos puede educar acerca de todo esta trampa que existe. Y como no leemos pues caemos y gastamos demasiado dinero en algo que dice ser "por nuestra salud" pero mentalmente comenzamos a estar endeudados y angustiados, sin contar que muchas veces las operaciones no resuelven nada, es más, pueden empeorar nuestra condición inicial. Porque nos venden una salud basada en el miedo, en la que supuestamente "salud" es sólo la ausencia de enfermedades y dolencias, sin contar la parte social (dinero y calidad de vida) y la parte mental (estrés y angustia posterior).

    Hoy el señor, mi vecino, anda pensando de dónde sacará ese dinero. Porque aunque no lo creas, los médicos sugestionan negativamente a las personas. Mi vecino, ya con esa edad, no creo que lea cosas instructivas que lo eduquen. Será más fácil reaccionar y hacer lo que hace la mayoría.

    Imagínate qué harías con 3.000 dólares en Venezuela. Muchos no lo tienen pero lo sacan de donde sea porque la emoción del miedo es poderosa. Venden lo que sea, piden prestado a quien sea, hacen lo que sea. Sin embargo, cuando le digo a las personas que inviertan 7 dólares en mi eBook, en el que las educo bajo mi propia vivencia, en el que le muestro toda la trampa que hay con el sistema de salud y le doy herramientas prácticas para que no caigan en esto, dicen que no tienen dinero y que no tienen tiempo. ¿Qué te parece?

    Yo no soy muy bueno en matemáticas pero creo que 3.000 dolares es mucho más que 7 dólares. Pero al final siempre decidiremos. Lo que pasa es que una cosa es decidir con miedo y otra cosa es decidir con consciencia e información. Jamás tendremos los mismos resultados. 

     Si deseas invertir en ti, en la información que no te haga caer en estas cosas, lee mi libro aquí.

Déjame saber abajo qué opinas de estas locuras que escribí.








La verdad detrás de los estudios científicos


       Mientras escribo estas líneas estoy viendo una publicación por Instagram de uno de mis colegas nutricionistas. La publicación que ves a la derecha. Cada párrafo de lo que escribe y comenta tiene al final su fuente. Cada mito nutricional trata de desmentirlo con su respectiva referencia bibliográfica (Autor, año).

   Ésta fue la forma que me enseñaron a mí también en la universidad: que todo tiene que venir respaldado por una fuente confiable o evidencia de peso. Pero si me lo permites quiero comentarte ciertas cosas que probablemente no sabías...

1) Tener evidencia científica NO es ser científico: 

     Considero que muchos profesionales de la salud nos escudamos detrás de un estudio científico para poder hablar. Pienso que tenemos tanto miedo de cometer errores y miedo al qué dirán o a la crítica que esperamos años a que salga un estudio científico para grabárnoslo de memoria, exponerlo en eventos para que nos admiren y poder dar recomendaciones. Si tratamos al paciente y éste no tiene el resultado esperado, pues resulta que quien falló es el paciente porque al fin y al cabo uno como experto está respetando lo que dice la evidencia o el estudio, ¿no?. 

2) Repetir NO es estudiar: 

     Ésta fue una de las cosas que le costó más a mi ego de aceptar, luego de haber estudiado tanto. Estudiar es pensar, cuestionar, hacernos preguntas, desafiar lo ya establecido, no temer a cometer errores. Cometiendo errores es la única forma que podemos avanzar y aprender realmente. No se aprende a nadar leyendo ni recitando libros de natación. Te pregunto: ¿podré usar un estudio hecho en Suecia y basarme en éste para dar recomendaciones a los venezolanos? ¿Será lo mismo? 

     La educación tradicional nos enseña a tenerle miedo a los errores. Miedo a intentarlo. Miedo a crear. Miedo a contradecir al profesor. No nos permite hablar si no tenemos una fuente de "alguien que sí se haya atrevido a innovar y a correr el riesgo que no queremos correr".

3) La Realidad: 

     Puede que te impacte esto, pero más del 80% de los estudios de hoy en día no son confiables. Y te diré por qué. Anteriormente los Estados designaban presupuestos millonarios a las universidades para que éstas hicieran estudios científicos o ensayos clínicos. Hoy, la realidad es que eso ya no ocurre, o al menos muy pero muy poco. Si las universidades desean hacer un estudio científico deben aliarse con una empresa que los financie. Y como tú comprenderás, ninguna empresa va a invertir para que el resultado de dicho estudio la perjudique. Aquí es donde aparecen los famosos conflictos de intereses de los estudios . Por ejemplo, salió un estudio alegando que no existe relación entre consumir azúcar en exceso y el riesgo de cáncer. Y este estudio fue financiado por Coca Cola. ¿Confiarías?

      Esto yo lo veía muy a menudo en mi época de estudiante, cuando asistía a los seminarios y congresos de salud o nutrición y veía stands de laboratorios farmacéuticos y de suplementos que financiaban o patrocinaban el evento. En ese momento, yo, inocente e ignorante de lo que ocurría, no sabía por qué eso era así. Y cuando se subía alguien al estrado a hablar de lo bueno de Gatorade, Glucerna, GNC o de otro producto, pues le creía. Porque lo decía un profesional de la salud, ¿no? Quien resulta que también forma parte del sistema y quizá no lo sabe.

    Esto te lo confirmo cuando trabajé en una empresa del gobierno aquí en Venezuela. Trabajé en el departamento de investigaciones nutricionales y participé en un estudio que quería determinar el porcentaje (%) de sobrepeso y obesidad en el país. Luego de recoger datos a través de encuestas por más de tres años en todo el país, te puedo decir que los resultados fueron alterados porque eso no le convenía al gobierno.

    Entonces, ¿sigues creyendo en la evidencia científica? Cuidado con esos expertos que siempre se amparan en los papers o estudios. Esos que les gusta citar muchos estudios científicos para allá y para acá y que te piden referencias de cada palabra que dices. Creo que hay que respetarlos pero no hacerles mucho caso. Como a nuestros padres: yo amo y adoro a mis padres pero eso no significa que seguiré todos sus consejos, ¿o sí?. Debemos respetarlos obviamente porque en el fondo no lo hacen con mala intención. En cuanto a los expertos, pues así nos formaron. Formamos parte del sistema y no lo sabemos. Bueno, algunos sí saben lo que hacen y lo siguen haciendo porque desean mantener su trabajo, y no los culpo, porque aunque queramos aparentar que somos objetivos y racionales, en el fondo somos emocionales. Pero bueno, ésta es la realidad detrás de esa "evidencia científica".

     Con este artículo no pretendo atacar a nadie, sólo cuestionar, porque creo que ya es hora de despertar ante todo lo que vivimos. Yo no soy el "iluminado" ni el que se las sabe todas. Tengo muchos defectos y debilidades: ya casi no tengo cabello, algunos días amanezco molesto, no me gusta mi nariz, llegué a estar bajo peso, etc., etc.  Tengo muchas cosas qué corregir, y me cuestiono a mí mismo todos los días.  Pero como te digo eso también te digo lo siguiente: tuve la fortuna de ser investigador y de hacer ensayos clínicos antes de ver pacientes. Y te puedo decir que una cosa es leer lo que hacen otros investigadores y otra cosa muy diferente es hacer el estudio tú. La mayoría de los investigadores no ven pacientes. Y la mayoría de los que ven pacientes no investigan. Y esto es una de las causas por las que aquello que se descubre hoy, no llega a la gente sino 20 años después.

4) ¿Qué hacer entonces?

    Sé que los seres humanos necesitamos creer y confiar  en algo y en alguien. En este caso confiar en quienes resguardan nuestra salud. No obstante, también tenemos que ser cautos al momento de creer. No creas en lo que te dije aquí pero tampoco creas mucho en los estudios científicos de hoy. Cuidado con quienes te dicen esa trillada frase: "comprobado científicamente". Si eres colega ve quién financia dichos estudios. Si ves un estudio publicado intenta comunicarte con el autor vía correo electrónico e indaga más. Si no eres profesional de la salud no te preocupes, sólo con tener consciencia de esto que te acabo de decir es suficiente. 

     Te invito a leer este artículo nuevamente. Te sorprenderás porque al hacerlo leerás cosas que no leíste la primera vez.  Así es nuestra mente de sesgada.

    Sígueme por instagram y telegram para debatir o digerir más la información. Duda de todo, cuestiona todo, se flexible ante tus creencias, comprendiendo siempre que lo que sabemos hoy en día quizá no sea cierto. Son sólo creencias que nos impusieron y que no son nuestras.  Y muchas nos limitan porque nos las creímos. 


Otro artículo que te puede interesar: "¿Por qué es difícil cambiar?" 

¿Por qué es difícil cambiar y cómo hacerlo?

Quizá ya te hayas hecho esta pregunta antes. 

Verás, he atendido a miles de personas en cuanto a nutrición y muchos me preguntan: ¿por qué si ya sé lo que tengo que hacer no lo hago?. La mayoría de todas esas personas tienen excusas. Al igual que yo, por supuesto. Y eso es normal, porque somos seres humanos.

No soy psicólogo y respeto mucho ese campo. Sólo quiero compartir una visión que tengo bajo mi experiencia. No creas en lo que aquí digo, es sólo mi experiencia. Creo que es difícil cambiar porque nuestro cerebro siempre hace hasta lo imposible por ahorrar energía. Cambiar requiere que consuma más oxígeno y glucosa, lo cual hace que se pierda el balance energético del cuerpo.

Por esto es que si queremos algo, al cabo de horas, días o semanas ya no lo seguimos haciendo. Porque el cerebro se impone.

Es por esto que muchos comenzamos muy motivados algo y ya luego lo dejamos. O buscamos el camino de menos esfuerzo, o aquél que genere más placer, aunque sea una idea descabellada como esas dietas extremas, rápidas y que generan resultados "fast".

¿Pero cómo cambiar? ¿Será que no podremos controlar a nuestro propio cerebro?

Según mi experiencia sí se puede cambiar pero usando dos caminos:

1) Dándole una razón muy motivante y emocional al cerebro (no razones lógicas) y

2) Incrementar el dolor de quedarse donde se está.

Creo que esto se entiende mejor con una historia: en los ForoChats que imparto por WhatsApp a veces cuento la historia del perro que está acostado encima de un clavo, aullando, gimiendo y llorando. Todo aquel que pasa y ve al perro le pregunta al dueño del perro: 

- "¿y por qué si está encima del clavo no se levanta de ahí para que deje de llorar?". 

A lo que el dueño dice: 

- "es que el clavo le molesta lo suficiente como para quejarse pero no lo suficiente como para levantarse".

Y esto es lo que pasa con nosotros que nos quejamos y no cambiamos. Porque el cerebro es extremista y básico. Sólo cambiará para evitar el dolor o para buscar el placer.

Si analizas bien el caso del perro acostado sobre el clavo, te pregunto: ¿cómo harías para que se levante?

Probablemente dirás: 

1) ofreciéndole una comida (placer) para que se levante o

2) pisándolo para que le duela más estar sobre el clavo y así pues se levante (evitar el dolor).

¿Crees que el perro se levante hablándole con razonamientos lógicos? Es lo que sucede con nosotros, que creemos que cambiamos con información teórica, exposiciones, separatas científicas, seminarios o congresos.

No, no cambiamos así.

Otro ejemplo: hay personas que piensan que alguien dejará su empleo para emprender exponiéndoles gráficas de emprendimiento o viendo yates, imágenes de Rolex, etc. Eso no es suficiente para bajar el miedo a dejar algo seguro, el miedo al qué dirán, el miedo a no tener dinero, etc. Entre lo primero que es lógico y lo segundo que es emocional, siempre se impone esta última.

Al igual que hay personas que piensan que bajarán de peso sólo con leer posts en instagram, asistiendo a cursos o leyendo libros de nutrición y dietética.

Al cerebro no le importa esta información lógica.

De hecho, si es entre evitar el dolor y buscar el placer, el cerebro siempre prefiere el primero. Casi siempre se enfoca en evitar el dolor. Es más pesimista que optimista. Casi siempre se enfoca en lo malo, para evitar repetirlo y así poder sobrevivir. (Si es posible vuelve a leer este párrafo).

¡Piénsalo! es más fácil recordar lo malo que nos han hecho que lo bueno, ¿cierto?. Es más fácil ver los defectos en todo el mundo que sus virtudes, comenzando por nosotros mismos. Y esto sin juzgar si es bueno o malo. Es sólo como opera nuestra mente.

Si esto es así, si el cerebro se enfoca más en evitar el dolor, ¿entonces qué tal si nos presionamos más sobre el clavo para lograr levantarnos por fin?

Con esto quiero decir que en lugar de fingir que todo está bien, ¿qué tal si comenzamos a recordar las cosas que nos molestan o nos hacen sentir incómodos?  

Pero claro, te entiendo... está raro esto que te digo porque la gente nos dice: 
"no te molestes", "tienes que ser feliz", "no te quejes tanto", "sonríe", "acepta lo que te pasa", etc. 

Cosas que lo que hacen es que nos resignemos, que veamos a quienes están peores que nosotros y así seguir plácidos y cómodos sobre nuestro clavo, que ya viéndolo así, ya ni molesta tanto.

Pensamos que tener inteligencia emocional es estar por la vida "pelando el diente" a todo el mundo y jamás molestarnos. Sin embargo, inteligencia emocional es usar nuestras emociones a nuestro favor para alcanzar lo que deseamos. 

Si sentimos rabia de estar donde estamos, por ejemplo, usemos esa rabia bien canalizada para que nos dé poder y así levantarnos del clavo. No se trata de abandonar la rabia porque según eso es pecado, porque es malo o porque nos saldrán canas y nos pondremos feos.

Si a esto vamos, es mucho mejor unos momentos de rabia que nos haga levantar del clavo y cambiar, que durar toda la vida con una felicidad fingida.


¡Piénsalo!

P.D. Disculpa que no haya escrito acerca de información técnica y lógica. De esas que nos parecen interesantes pero que no son suficientes para que el cerebro cambie.