El miedo y la nutrición

         El miedo puede hacer que te mueras de hambre a pesar de saber qué comer y cómo comer.


       Sé que comencé esta vez de una manera muy dura y quizá no te haya gustado mucho. Quizá fue una manera muy brusca de comenzar un artículo y quizá tu ego se vio un poco afectado. Te pido mil disculpas. Pero sigue leyendo para que veas a dónde quiero llegar.  Ya sabes que no soy psicólogo, soy nutricionista. Pero a lo largo de mi carrera me convenzo más y más que la nutrición es sólo la punta del enorme iceberg que representa la salud. He asistido a muchos talleres, conferencias y seminarios donde hablan acerca de cómo alimentarnos, pero lo que me parece curioso es que luego de salir de esos eventos todo el mundo sigue en las mismas; es decir, se comportan de la misma manera que antes de asistir, producto de sus hábitos y miedos. Claro está, con sus certificados de asistencia pero en las mismas. Los asistentes se enfocaban mucho en la teoría y en la lógica (y se siguen enfocando), cuando realmente eso no garantiza un cambio de conducta debido a los miedos que tenemos.

¡Primero muerto antes de que me vean haciendo cola o vendiendo!
      Ese es el caso de un paciente que atendí llamado Diego. Él es un profesional, egresado de una prestigiosa universidad y actualmente está trabajando para una empresa nacional muy famosa. Como a muchos de nosotros, a Diego lo educaron bajo las ideas de 1)"Saca una carrera universitaria y obtendrás todo lo que quieras en la vida". 2)"Estudia para que seas alguien en la vida y no pases necesidad" y 3) "Sólo es cuestión de estudiar para que las empresas "deban" pagar tu buena calidad de vida". El problema es que Diego vive en un país donde la situación se ha vuelto un poco complicada: la canasta alimentaria cuesta diez veces más de lo que gana con su sueldo, lo cual hace que tenga una alimentación "desbalanceada" y muy alejada de la teoría que pregonamos los nutricionistas. Pero afortunada y "lógicamente" hay una solución: aumentar sus ingresos económicos para poder adquirir los alimentos que necesita. A lo que Diego me pregunta: ¿y cómo lo hago? Y yo le respondo: ¡fácil, vende algo! Al escuchar esto reaccionó diciéndome: "yo no he estudiado tanto en mi vida para terminar vendiendo". Su rostro tomó un color rojo como el tomate y su lenguaje corporal indicaba como si quisiera golpearme luego de tan grave ofensa. Debido a esa actitud, desvié la conversación preguntándole acerca de otras cosas banales y secundarias como: ¿tomas agua?, ¿duermes bien? y bla, bla... Tú sabes, para cumplir con el protocolo y sólo decir lo que la gente quiere escuchar.

      ¿Cuántas personas conoces que prefieren aguantar hambre antes que hacer una cola o vender algo? ¿Conoces personas que prefieren comprometer su salud antes que ese ego tan preciado? Personas que aparentan estar bien pero que tienen la nevera vacía. ¿Conoces a alguien así? Pues esto, amigos míos, es una de las cosas que está pasando en mi país hoy en día. Y mi intención con todo esto no es buscar culpables. Es sólo exponer una variable que lamentablemente está impactando negativamente en la nutrición y por ende en la salud del venezolano. Si te das cuenta entonces, todo afecta a todo y nada está aislado. Dicen que hay escasez de dinero, pero creo que más bien hay es abundancia de miedo. Entonces, ¿de qué me sirve hablarte de calorías, de la dieta X o Y, de este alimento o de este suplemento, cuando todo tiene su base en el miedo? Ese miedo que no se puede erradicar con eventos que den certificados o diplomas. Ese mismo miedo que te hace pensar que él no existe y te hace creer que sólo es cuestión de tener los conocimientos teóricos correctos. Ese miedo a lo que pueda pensar la gente de mí. Ese miedo a no encajar en mi círculo social. Ese miedo a que me rechacen. Miedo a que se burlen de mi. Miedo a perder mi status. Miedo a perder mi reputación. En otras palabras, miedo a perder ese ego tan preciado que me enamora como el canto de la sirena pero que puede hacer que yo perezca al lado de toda mi tripulación.

        Tienes razón, estoy entrando en aguas que están fuera de mi jurisdicción. Esto ya es un campo que quizá tiene que ver con psicología. ¡Y zapatero a su zapato, como debería ser!. Pero debes saber hasta dónde puedes llegar. Si yo no soy un electricista ello no me impide cambiar un bombillo, y a ti tampoco. Pero debes saber cuándo llamar al electricista. Pues, antes que ser un nutricionista soy un ser humano que también tiene miedos. Cada día es una batalla contra ellos e intento no decirle algo a mis pacientes que yo mismo no esté haciendo. Te invito a reflexionar conmigo acerca de este artículo, recordando que los únicos seres sobre la tierra que pueden morir de hambre debido a su orgullo o vanidad (miedo disfrazado) somos los seres humanos. Los animales no hacen huelga de hambre, sólo los humanos. Los animales no son afectados por lo que piensen los demás, eso sólo lo hacemos los humanos. Los seres humanos, "las criaturas más evolucionadas del planeta". 

¡Nutre tu mente!

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